Un mundo patas arriba.
Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies. -Eduardo Galeano-
En estos días me he dedicado a la lectura y uno de los escritores me ha llamado la atención por sus escritos es Eduardo Galeano, un uruguayo nacido en 1940. Aquí voy a hacer una síntesis,y citar unos fragmentos de lo que Galeano escribe sobre el sistema y lo que él llama “la escuela del mundo al revés”.
Vivimos en un mundo en que cada día que pasa, se está más patasarriba que el día anterior, donde las cosas son cada vez más desconcertantes.“El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian a la naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural”.
“Se considera culto a quien bien oculta, se rinde culto a la cultura del disfraz. Se habla el doble lenguaje de los artistas del disimulo. Doble lenguaje, doble contabilidad, doble moral: una moral para decir, otra moral para hacer. La moral para hacer se llama realismo.La ley de la realidad es la ley del poder. Para que la realidad no sea irreal, nos dicen los que mandan, la moral ha de ser inmoral.Quien no se hace el vivo, va muerto. Estás obligado a ser jodedor o jodido, mentidor o mentido. Tiempo del qué me importa, el qué le vas a hacer, el no te metás, el sálvese quien pueda. Tiempo de los tramposos: la producción no rinde, la creación no sirve, el trabajo no vale.”
El sistema ya no funciona, con una mano roba lo que con la otra presta.Sus víctimas:Cuanto más pagan, más deben.Cuanto más reciben, menos tienen.Cuanto más venden, menos cobran. Donde los funcionarios, no funcionan, los funcionarios públicos ya nos sirven al público, sino el público les sirve a ellos.Los políticos hablan pero no dicen. Los votantes votan pero no eligen.Los medios de información desinforman,como dice el periodista argentino EzequielFernández-Moores: “Estamos informados de todo,pero no nos enteramos de nada”.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar –donde para mí, la función de la educación no es solo transmitir conocimiento, sino, servir como proceso de humanización, de crear un punto crítico de las cosas -. Los militares están en guerra contra sus compatriotas.Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.Es más libre el dinero que la gente.La gente está al servicio de las cosas.
Un mundo donde se invierte más en la guerra que en la educación, donde una inmensa cantidad de recursos económicos, científicos y tecnológicos se destinan a esta actividad que al mismo desarrollo. Los paísesque más armas venden al mundo son losmismos países que tienen a su cargo la paz mundial.
La naturaleza ya no importa, lo que importa es llenar las arcas de las grandes compañías. Estas compañías de los países desarrollados, llegan a los países no desarrollados, utilizando pesticidas, generando contaminación prohibidos en sus países, mediante procedimientos penados en sus países, etcétera.Ya no escuchamos a los indígenas, lo hemos hecho a un lado, en vez de aprender de ellos que han vivido en comunión con la naturaleza, lo hemos dedicado a destruirla,- por ejemplo la matanza de tiburones hecha por barcos de Costa Rica cerca de la Isla de Malpelo, donde se calcula que murieron unos 2000 tiburones, según denuncia de la alta consejera presidencial para la Biodiversidad, Sandra Bessudo- no nos adaptamos a ella, sino que la adatamos a nosotros. “Los indios son tontos, vagos, borrachos. Pero el sistemaque los desprecia, desprecia lo que ignora, porqueignora lo que teme. Tras la máscara del desprecio, asomael pánico: estas voces antiguas, porfiadamente vivas,¿qué dicen? ¿Qué dicen cuando hablan? ¿Qué dicen cuando callan?“, como escribe Galeano en “El libro de los abrazos”.
Estamos en la época del auge de las redes sociales, pero con una sociedad cada vez más desintegrada. Donde las ideas ya no se discuten, y es preferible acabarlas, el que quiere decir la verdad buscan callarlo al precio que sea.
“Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia.
¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela.”
Eduardo Galeano
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