lunes, 20 de febrero de 2012

Mientras no se conquiste el respeto a la vida, será inútil hablar de paz, de cordialidad y de justicia.

"El derecho  a la vida es el derecho  fundamental  del hombre,  pero  la violencia  irracional sigue  mancillando  cada  día ese sagrado derecho.  Razón  tenía  Héctor  Abad  Gómez cuando  anotaba  que  no es matando  guerrilleros,  soldados,  hombres  de  bien,  como vamos  a salvar  a  Colombia.  Es matando  la pobreza,  la ignorancia  y el fanatismo,  como podemos  mejorar  al país.
Pero  la  violencia  sigue  haciendo  estragos,  creando  sobresaltos,  apagando  el aliento  vital de inocentes  víctimas,  ahuyentando  el sueño  de la paloma  de la paz.
Vale la pena  que  este  nuevo  bando,  nos permita  hoy  una  sentida  reflexión  por  el derecho  a  la  vida.  Algo  podemos  hacer,  si nos juntamos,  por  espantar  el fantasma  de la  muerte.  Y  esta  mañana  cobran  mayor significación  las  palabras  del  poeta  Carlos Castro  Saavedra  cuando  dice: «No  hay  hombres  extraños  en  medio  de otros  hombres.  La  vida  es  una  sola,  como es  uno  solo  el pan.  Hay  que  pensar  a menudo  en  lo  que  significa  la  existencia  de cualquier  persona.  Es  sagrada  la boca  que sonríe.  También  la  mano  que  trabaja.  Sagrados  son los  ojos  que miran  una  flor y los pies  que  levantan  el  polvo  de  un  camino. Nadie  tiene  derecho  a destruir  a nadie,  ni a convertir  su propio  rostro  en  un puñado  de ceniza.  Es preferible  caminar  a oscuras  que alumbrar  nuestros  pasos  con  la  luz  de  un arma, y es mucho  más honrado  y soportable el peso  de la noche  en las  espaldas,  que el peso  del  cadáver  de un  hombre  asesinado por  otro  hombre.  Mientras  no  se  conquiste el respeto  a la vida, será inútil hablar  de paz, de cordialidad  y  de justicia»".   
Discurso de Antonio Roldán Betancur, el cual llevaba listo el día de su muerte, la mañana del martes de 4 de julio de 1989.





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